Desde hace años que vengo dándole vueltas a la posibilidad y viabilidad de constituir una cooperativa de tutores, docentes, formadores, instructores o como le queramos llamar, del sector de la formación profesional para el empleo (FPE) u ocupacional como se llamaba anteriormente (FPO) por aquello de eliminar el mamoneo que existe y a existido al menos desde que yo comencé a trabajar en este sector, cursos a 420 euros consistentes en un libro editado directamente por la entidad organizadora, obsequios y reglados para premiar por la venta del curso, implantaciones a coste cero, coste/hora del formador declarado muy superior a lo que realmente se le paga (o más bien se queda porque inicialmente se le paga, pero luego lo tiene que devolver al centro organizador), obligación de elaborar los materiales del curso unos pocos días antes del inicio (lo cual lógicamente repercute en la calidad de ese material y por lo tanto del curso) cuando en realidad no se cobra por ese trabajo pero la entidad organizadora lo edita desde una segunda empresa para facturarlo a la primera y poder meterlo así en la subvención como un gasto, y así un larguísimo etcétera.

Por ello creo que la solución para evitar todos estos fraudes podría ser constituir una cooperativa de instructores expertos que se encargaran de lo que realmente es importante en la ejecución de un curso (impartición, tutorización, elaboración de materiales, etc), y dentro de la cooperativa se contrataran a gestores/administrativos que se encargaran de esa parte de gestión necesaria pero no prioritaria, o al menos desde mi punto de vista.